Mucha gente tiene la impresión de que sus problemas son una montaña. Ellos no saben por dónde empezar para abordar los problemas. En vista de esta situación, Jesús hace una hermosa declaración: "Os aseguro que si alguien dice a ese monte: ‘¡Quítate de ahí y arrójate al mar!’, y no lo hace con dudas, sino creyendo que ha de suceder lo que dice, entonces sucederá."(S. Marcos 11, 23 ). Con esto Jesús nos anima a creer.

Una montaña es a menudo un símbolo de un obstáculo insuperable. El símbolo de la montaña nos recuerda a la imposibilidad de resolver todo lo que se requiere de nosotros. Pero no debemos capitular para la montaña. Más bien, Jesús nos señala a la fe que hace que la montaña se arroja en el mar. La fe es como un milagro. En un momento la montaña se fué. Ahora tenemos más vista, y está posible continuar nuestro camino.

La fe es una nueva forma de mirar. Algunas personas paran en frente de la montaña. Están obsesionados con los muchos problemas y por lo tanto bloquean su misma. En fe trasciendes el nivel en que los problemas se acumulan. Se los puedes ver desde una torre más alta, se los puedes ver desde la perspectiva de Dios. Y de pronto los problemas parecen pequeñas. Se derrumban como una montaña. Entonces no paras en frente de la montaña, pero puedes continuar tu camino lleno de confianza.

Los problemas no te asustan. La fe ayuda a relativizar a ellos. Usted camina con confianza a las angustias. A menudo van a estar naturalmente más pequeñas. No evitan más que vives, sino despiertan tu fé.

Gracias a: Anselm Grün - La fuerza sanadora de las parábolas